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Grr

Grr, I'm changing!

REFLEXIONES SOBRE “EL DEBER SER”

Análisis de la obra “Grr, I’m dancing. Universe of a dancing bear”

Por: Daniela Anaya Amaya y

Federico Bautista Forero

“Grr, I’m Dancing, Universe of a dancing bear” fue estrenada en octubre de 2016 en Berlin. Creada por Mathis Kleinschnittger es una reflexión frente a los roles del hombre, del adulto, del bailarín, en una sociedad que espera de sus individuos comportamientos muy específicos. La obra se presentó en el “International Performance Festival” en Mainz en el 2017 y en OUTNOW en Bremen, el mismo año. Fue seleccionada para el ciclo 2018 de Aerowaves y presentada en Sofía, Bulgaria.  (Aerowaves, 2018)

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Mathis Kleinschnittger

Foto tomada de Aerowaves

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Mathis Kleinschnittger

Foto tomada de cargocollective.com

Mathis Kleinschnittger es un bailarín, intérprete y coreógrafo alemán. De acuerdo a su página web se entrenó como bailarín, también trabaja mucho en el campo de la performance y el juego. Nació y se crió en Gießen, Hessen. Estudió danza contemporánea y clásica en la universidad de artes en Frankfurt. También se graduó en estudios culturales. Después de haber sido empleado por Marco Santi como bailarín en el teatro municipal de Osnabrück, trabajó para varios coreógrafos y directores en el interior y en el extranjero, como Jessica Huber, Kathrin Mayr, Isabelle Schad, entre otros. Mathis ha enseñado en los últimos 20 años diferentes estilos y clases para varios participantes, tales como danza contemporánea, danza tap, improvisación de contacto, trabajo corporal, entrenamiento intercultural y entrenamiento de contacto corporal. (mathis-kleinschnittger.de)

Desde el 2013 el interés de Mathis se basa en la pregunta, ¿Qué impulsa a los humanos en la vida?. Se enfoca en las necesidades y sensibilidades de una persona para realizar un movimiento y la forma con la que se hace.  Su trabajo trata sobre la imperfección del ser humano, que él encuentra adorable y complicada. Mathis conceptúa su trabajo como un proceso de cuestionamiento constante, con una invitación a mirar de manera diferente las supuestas familiaridades y hábitos. 

También trabaja mucho con la repetición, y muestra su interés por cambiar y enriquecer con nuevos significados posibles, principalmente con una inclinación hacia lo humorístico. A menudo sus movimientos y gestos se transforman en un juego con imágenes corporales, lo cual invita al participante a recordar situaciones e imágenes asociadas, que son relacionadas con sus propias experiencias.

Mathis expone su visión acerca de “libertad” en la modernidad, en donde por medio del movimiento y la estética se ve la intención de plantear la pérdida moderna de libertad y la represión de lo salvaje a través de la figura de un oso. “When I was a little boy, I was dreaming of being a big and strong bear. That was also my career aspiration. And what did I become? A dancing bear.”(aerowaves.com) Con el apoyo de un oso danzante, se logran mostrar los principios predominantes de "explotación de uno para uso y diversión de otro". Un oso danzante es la inspiración de este principio, es una criatura que busca divertir a los demás y servir a los beneficios de su "propietario". Su poder, su deseo de libertad y autonomía. Asimismo, hace uso del lenguaje ambiguo con una constante dualidad entre represión y desenfreno.

La expresividad y la técnica de esta obra crean un lenguaje particular lo que provoca también patrones minimalistas, entendiéndolos como aquellos movimientos que no utilizan más que la energía justamente necesaria. Por otro lado, la obra se manifiesta mediante lo común, ya que podemos interpretar situaciones y expresiones de nuestro diario vivir, más específicamente de los momentos fiesteros por los que pasamos.

En cuanto al modo de representación de la “danzalidad” en la puesta en escena, podemos afirmar que ésta se muestra como una alegoría de lo real ya que, aunque enfatiza en la acción cotidiana, estas acciones son una imitación simbólica de lo que es común en la modernidad. Sin embargo, también nos surge la pregunta y la reflexión acerca de “lo común” en la danza, y de allí partimos para desarrollar un trabajo performático en donde nosotros tomamos esa consigna para explorar aquello que para nosotros es algo común. Teniendo en cuenta que la obra se presenta en un contexto geográfico y culturalmente diferente, aquella idea de “lo común” cambiaría si se presentase esta obra en Colombia. Por esta razón, tomamos la idea base y la desarrollamos a partir de nuestras experiencias e interpretaciones de la obra. Y llegamos a temas sobre los que Mathis trabaja, como son el ser adulto y cuestionarnos por aquellos principios “adultocéntricos” que nos obligan a seguir ciertas normas y comportamientos dentro de cualquier sociedad.

¿Qué es ser adulto? ¿Cómo se es adulto? ¿Qué hay que hacer para que te consideren y te consideres adulto? Estas preguntas fueron claves en el desarrollo de nuestra investigación, ya que Mathis en la obra nos muestra un universo donde esas barreras, dentro de un contexto de puesta en escena, se rompen. ¿Qué es danza contemporánea? ¿Cómo se presenta una obra de danza contemporánea? ¿Qué se considera como una obra de danza contemporánea en la actualidad? Así mismo surgieron estas preguntas y sus respectivas relaciones. Estamos rodeados de discursos y normas que tienden a categorizar toda acción en algo específico. Por ejemplo, ciertos principios adultocéntricos como “tener un buen trabajo”, “tener una relación estable” o “haber estudiado una carrera de verdad”, o el hecho de que Mathis se dé tantas libertades para habitar la escena de una forma tan cotidiana, y así mismo de-construirla con objetos y acciones que se salen de la misma representación para simplemente bailar como quiere, con una música que le gusta, y de una u otra forma, salirse de las formalidades para presentar dichas acciones de una manera no convencional y natural para él. En últimas, “Grrr, I’m Dancing” está en un lugar donde los límites de categorización son borrosos, siendo estas categorías simplemente comerciales. Así mismo, las representaciones o lecturas que categorizan a una sociedad adulta, en esta obra se desdibujan para mostrarnos algo que es en su naturaleza cotidiano.

Podemos percibir la obra como una representación de lo cotidiano y lo no cotidiano. Permite observar la realidad de una sociedad moderna, una sociedad donde se tiene muy presente lo impuesto por la institución, donde la libertad se encuentra arraigada al servicio del bien común. Nos surgen múltiples preguntas frente al deber ser. El deber ser en la vida adulta, tener que cumplir con los estándares y ciertas responsabilidades. El deber ser en el arte, enmarcarse en un sistema comercial, en un mercado y en una sociedad que nos reclama productos comercializables que sean originales, únicos, especiales pero que hagan parte de la definición de arte del momento. El deber ser en la danza, los cuerpos, las habilidades, estándares de belleza y de experticia.

Como artistas escénicos en Colombia, ¿Cómo reconocemos y respondemos a lo que está sucediendo en el arte en el resto del mundo? ¿Cómo estamos haciendo parte de las transformaciones que a diario están ocurriendo en el arte?

En primer lugar, hacer la labor de reconocer y valorar el trabajo de jóvenes creadores es la principal herramienta que tenemos para poder entrar al universo del que de una u otra forma buscamos hacer parte. Por mucho tiempo nos hemos negado a darle valor a aquello que no hace parte del repertorio tradicional y occidental que, durante la mayor parte de nuestra historia, ha marcado la pauta en cuanto al qué y al cómo de la labor escénica. Es importante que como artistas demos los pasos hacia el reconocimiento de lo propio, de lo liminal, de lo no-tradicional. Es desde este lugar que podemos encontrar nuevos caminos para la creación.

Además de darnos a la tarea de ver qué está sucediendo en la actualidad, debemos también buscar lo autóctono. Con esto, no nos referimos exclusivamente al patrimonio cultural, estamos hablando de aquello que nos ha construido, que nos hace quienes somos; pues es aquí donde está el valor de originalidad. Necesitamos bases para construir, hay que buscarlas, bases como las técnicas en que nos entrenamos, pero también lo que somos, nuestros antepasados, nuestra historia. Nuestras fuentes no están fuera de nosotros, imitar lo que no nos pertenece no nos llevará al camino del reconocimiento. Si lo que, como artistas escénicos, buscamos es posicionar a Latinoamérica y a Colombia en el mapa de la escena internacional, lo que debemos hacer es darle valor a lo que tenemos enfrente y ubicarlo en contexto, reconocer lo propio y lo ajeno, y saber dónde nos ubicamos en esas categorías.

Ser bailarín hoy en día ya no es cumplir con un check-list de habilidades. La danza está cambiando y lo que el mundo nos pide como artistas es ser capaces de innovar, de sorprender, de transformar. Cada vez se nos pide más y debemos encontrar maneras de hacer parte del cambio.

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Mathis Kleinschnittger

Foto tomada de vimeo.com

Desde hace mucho tiempo me vengo preguntando cómo es la danza masculina, qué significa ser hombre y bailar. En mi caso, qué significa ser gay, colombiano, y ser bailarín. También han llegado preguntas alrededor de mis privilegios, porque en medio de todo, no estoy expuesto a muchas situaciones por las que otras personas en un contexto relacionado con el mío pasan.

- Haber bailado folclore

- Arte danzario ASAB

- Artes escénicas JAVERIANA

- Loca

 En medio de todo, en la danza masculina se han ido construyendo discursos normativos alrededor de "el ser bailarín", tenemos la imagen y referencia del hombre gay y bailarín y lo asumimos como algo normal; también está el prospecto de hombre musculoso, heterosexual, perro y egocéntrico. Sin embargo, no quiero generalizar, sólo son ejemplos de cómo yo percibo el mundo de la danza, y cómo respondo yo también a esa construcción.

- El que más giros da

- Cuántas flexiones puede hacer máximo

- Usar tacones

- Voguing, dead drop

Sin embargo, poco a poco se ha ido abriendo camino a las múltiples formas de moverse y expresarse, aquello que llamamos "nuevas masculinidades". Esto evidentemente se ha visto reflejado en la danza masculina. ¿Qué pasa cuando lo femenino es evidente en mi construcción de movimiento como sujeto masculino? ¿Qué pasa cuando me asumo como un sujeto femenino y así mismo decido moverme?.

- Andrógino

- Bisexual

- Gender fluid

- Queer

Federico Bautista Forero

Mathis nos plantea un universo en “Grrr, I’m Dancing” donde nos permitimos cuestionar todas aquellas acciones que él, como bailarín hombre, desarrolla en cuanto a su contexto como hombre y europeo. La forma en que Mathis cuestiona “el ser hombre” en una sociedad europea, y la imagen del “oso”, también como una representación masculina. Ser hombre implica cumplir con una serie de normas y comportamientos, así mismo, a lo largo de los años y la historia, el ser bailarín y hombre. “Grrr I’m Dancing” es también una obra que cuestiona el comportamiento masculino, y la libertad de este sujeto para deconstruir ese comportamiento con acciones que involucran la deformación del ballet, los movimientos femeninos, y el jugar con la figura del oso, quien cumple un papel importante en el juego, la libertad en escena y la cotidianidad.

La obra nos deja muchas reflexiones. No solo frente al arte. También frente a la vida, las decisiones que tomamos y que dejamos de tomar, y la actitud que asumimos frente a esto. Nos invita a cuestionarnos sobre la consciencia que tenemos de nuestras elecciones y nuestro día a día. Quisimos tomar esta obra como una invitación a ser reflexivos frente a nuestro quehacer artístico y frente a nuestras formas de vivir la vida. A romper con aquellos principios “adultocéntricos” que nos obligan a categorizarnos en situaciones o eventos construidos por una sociedad que cada vez se pone más máscaras, pero que se olvida del juego y la libertad.

La danza es un espacio donde podemos, como Mathis, explorar esas relaciones con lo cotidiano, con la norma y con la sociedad, y así mismo desarrollar una postura frente a ello. La invitación, desde la danza, el performance, o cualquier otro acto escénico, es a dialogar con nuestro “yo” curioso, juguetón y niño, que por más que la sociedad nos obligue a dejarlo a un lado, siempre llegaremos a él.


Grrr… I’m changing!

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